En un pequeño reino mágico llamado "Granjafría", nació, no hace mucho tiempo, un hada. Este hada tenía un pelo castaño muy fino, hilado por mariquitas en sus ruecas. Sus ojos eran verdes, aunque en realidad eran dos grandes esmeraldas que dos ratones de campo habían extraído en yacimientos de reinos muy lejanos.
El hada alegró el recién estrenado hogar que habían formado sus padres.
Su niñez transcurrió feliz en su reino, rodeada de naturaleza por todas partes. El hada amaba todo lo que le rodeaba allí, sobre todo los animales. Perros, gatos, pájaros silvestres, caballos. Su mano izquierda con los animales se manifestó a edad muy temprana. Su especialidad era curar alas de pájaros accidentados.
Su familia iba aumentando y nuestro hada ejercía cariñosa su papel de hermana mayor, aunque a veces no podía evitar caer en la tentación de cometer pequeñas travesuras a costa de sus hermanos.
El hada crecía, su belleza comenzó a ser conocida en lugares cercanos y lejanos. Tal belleza le valió la aparición de pretendientes, pero ninguno, por el momento,estaba a la altura de su belleza y virtudes.
Su dulce voz hacía las delicias de sus hermanitas, que esperaban siempre el momento de ir a la cama para que ella les cantara bellas canciones de amor, o canciones en lenguas extranjeras creadas por excéntricas criaturas. Sus dotes en la danza también eran notables, sus hermanas pequeñas soñaban con ser como ella algún día y poder ejecutar tan sutiles y coordinados movimientos. Ella, haciendo gala de su generosidad y paciencia, pasaba largos ratos con sus hermanas y les enseñaba a bailar, a maquillarse, a peinarse...
Llegó la edad adulta y tuvo que dejar el campo para viajar a la cuidad. Ello no le impedía volver cada vez que podía a su querido reino.
El hada entretenía a todos con su gran sentido del humor. Aunque fuera adulta, conservaba algo infantil que la hacía aún más encantadora. Instada por sus hermanitas repetía una y otra vez la historia de un ogro enamorado de una panadera que no poseía muchas dotes en la conducción por su afición a los licores.
Dar paseos, elaborar ricos manjares de miles de colorines, conducir su carroza naranja, leer, bailar, pasar horas de tertulia con sus seres queridos son algunos de sus pasatiempos preferidos.
Siempre ha tenido mascotas, dando fe de su amor por los animales y ha conseguido cosas inverosímiles como que un perro fiero cuidara de la seguridad de su familia, que un ratón viajara a lomos de una lechuza, que un pajarito silvestre acudiera a su llamada, que ese mismo pajarito comiera de la lengua de una horrible bruja y no muriera por ello, que dos pequeños gatos atigrados fueran acogidos en su casa a pesar del poco agrado que sentía su padre por toda la raza gatuna, que un pajarito muerto yaciera en una cómoda almohada, que un perrito pelirrojo baile, que un erizo se convierta en cerdito, que dos apagados galgos se hicieran a la vida con el hombre de nuevo.... Aunque su actual mascota no podría ser más adecuada para ella. Un cariñoso perrito de pelo rizado, y de carácter alegre y obediente.
Su cariño y su preocupación para con su familia hace que sea una pieza clave en la vida de todos ellos.
El hada encontró a su mitad. Un hada macho que la cuida como ella merece y la hace muy feliz en su reino bañado por mares, y rodeado de verdes montañas donde los exquisitos manjares hacen las delicias de sus habitantes. Son muy felices y forman una elegante, guapa, excéntrica y genial pareja.
Este hada no es ningún personaje de cuento, aunque podría serlo perfectamente. Es una chica de carne y hueso, y tengo el honor y el orgullo de que sea mi hermana mayor Fátima. Es todo un privilegio quererla incondicionalmente. Todo un ejemplo a seguir.
Para mí es como la protagonista de un cuento, sólo le faltan las alas.