El bullicio de una casa es encantador. Cada casa tiene el suyo propio, no hay dos iguales. La banda sonora del hogar podríamos decir. Los ruidos, los olores, las voces, la luz. En algunas son como el murmullo del agua, en otras es más atronador, en muchas es sólo un crepitar, en otras seco y frío...
Envuelve cada hogar e impregna a cada habitante, dejando una huella imborrable en cada uno. Pequeñas cosas conforman tan particular y diferente banda sonora. El ruido seco de la puerta de entrada, el monótono sonido de la campana extractora a la hora de cocinar, las risas de los niños que juegan, las voces emocionadas y altas sentadas a la mesa, la música mezclada con el chocar de los platos, el sordo ruido del pestillo en el piso de arriba, los ronroneos gatunos, cucharillas rozando tazas llenas de té, la canción que anuncia el telediario, los pies atusándose en el felpudo, un grito que llama a comer, el eco de las escaleras que anuncian que alguien baja, el molesto teléfono que turba las siestas, hojas airosas en manos de lectores, sobremesas que hablan con calma, los grillos cantando nanas en verano, las manos que tocan un piano o desgarran una guitarra, sonido de agua, locos pájaros cuyas canciones atraviesan muros, infantiles lloros, tonos alternos masculinos y femeninos... Sonidos apreciables y otros que escapan a nuestros oídos. La banda sonora del hogar, mezclada con los olores y luces propias como alma de una casa. Los sonidos, aunque no todos, los producen sus habitantes, formando parte de la orquesta que toca la canción.
La canción que marca personalidades, que une, cuya reproducción sólo es posible formando parte de una casa, la que hace que cada vez que queramos escucharla debamos volver, la canción que nos atrae como los cantos de sirena atraían a Ulises. Aunque en éste caso no hay remedio.
Bastante, bastante bien!!
ResponderEliminarMuy cierta esa canción hogareña, de cada hogar, que !Asombrosamente¡ persiste a lo largo de la vida, quizá más apoyada en el olor, algunos objetos y los propios recuerdos, que en la cambiante melodía de algunos sonidos.
Gracias T!!!! Ya sabes que tengo muy en cuenta tus opiniones.
EliminarCompletamente de acuerdo y con olores, me lo apunto para hacer una segunda parte de "Mi canción favorita".
Un abrazo!!!
El fin de semana estuve con un matrimonio amigo que van a tener una niña: él la "quiere" llamar "¡A comer!" que dice que es lo que más emplean los padres xDD
ResponderEliminarJajajaja! Desde luego sería muy práctico, aunque dado a muchas bromas!!!
EliminarHola, Hester! Qué lindo volverte a leer! Había olvidado lo bello que vuelves las cosas sencillas, me haces acordar a Cortázar en este aspecto. La poesía no es hacer abuso de palabras de poco uso, sino utilizar las que sean, más aun las de uso cotidiano, pero atendiendo al modo, al cómo, y a su combinación. Expresas tan lindo las cosas... Lo que dices me hace acordar muchísimo a la casa de mi abuela, a la casa de mi hermana mayor, en síntesis a un solo lugar, pues ambas casas quedan en el mismo sitio: un pueblito muy pequeño llamado Verónica; soy tan feliz en ese lugar, tantos recuerdos de mi infancia, momentos muy divertidos llenos de felicidad. Uno de mis grandes sueños: irme a vivir allí. Por el momento no puedo, trabajo, estudio, pero sé que un día me iré. Ahora solo puedo disfrutarlo en las vacaciones. El campo, el aroma a naturaleza, el canto de los pájaros, su vuelo... amo las cosas simples!!!
ResponderEliminarBesos!
Anne! Que alegría que hayas retomado tus paseos por el Camino de la Alameda. ¿Has visto mi entrada sobre la Casa de Jane Austen? Me acordé mucho de ti!
EliminarGracias por tus comentarios tan agradables! son muy alentadores.
Espero que cumplas tu deseo de vivir en tan encantador lugar. De momento tenerlo como lugar de vacaciones no está nada mal... Y si te tomas unas vacaciones en España, cuenta con tu amiga bloggera transoceánica!!!
Un abrazo