25 de febrero de 2013

La dama del siglo XXI (IV). El baile.

  Adoro bailar. Desde pequeña, desde que imitaba a mi hermana mayor y nos enseñaba pasos de baile al resto de las hermanas. Por las mañanas mientras me preparo me gusta poner música y comenzar el día moviendo el esqueleto. A mi, bailar me pone de buen humor, me activa, me desahoga. Los fines de semana que salgo por la noche con mis amigas nos gusta ir a los lugares donde tenemos espacio suficiente para bailar. Estar en un sitio apretujado en el que el margen de espacio sólo te permite pequeños balanceos, pierde todo el atractivo aunque la música sea de tu gusto. Pierde el sentido que para mi tiene salir por la noche, bailar.
   Bueno, me pongo en la tesitura de que el lugar nos otorga una buena pista de baile en la que moverse libremente y de que mis amigas y yo nos lo estamos pasando estupendamente. Ahora entra en juego la posibilidad de la aparición o la presencia masculina.
    En el caso de que algún chico se acerque a sacarte a bailar me parecería un feo rechazarle. Otra cosa es apreciar un estado elevado de embriaguez que conlleve un cariño excesivo o poco adecuado. No siendo éste el caso, el hecho de que un chico nos saque a bailar, nos debe suponer un halago y una atención encantadora. Es verdad que unas invitaciones se nos antojarán más atractivas que otras ya que dependen los gustos y hay muchas variables, pero que un hombre nos saque a bailar no significa que al acabar la canción se arrodille con un anillo. Pienso que debemos corresponder a su bonito gesto y bailar con él. No por bailar un rato o unos momentos con él vamos a tener que hipotecar la noche a la persona en cuestión. Aunque sólo estemos un corto espacio de tiempo con él ya habremos correspondido educadamente y correctamente a su invitación de baile. No hay que cerrarse en banda y poner cara escandalizada y asqueada cuando la persona no es de nuestro agrado, ya que si apareciera un Hugh Jackman invitándonos a bailar, por muy tímidas y cerradas que fuéramos cogeríamos la mano que nos ofrece. Ya que hay pocos hombres que aún creen en el baile en pareja, me parece un buen gesto corresponderles. Bailar con ellos no nos compromete a nada.
   También se da el caso de que hayas salido en grupo y os acompañen chicos. En éste supuesto me parece falto de educación que ni uno de ellos saque o haga amago de sacar a alguna de ellas a bailar. O incluso que bailen entre ellos de forma vergonzosa y poco apropiada delante de las señoritas que les observan incrédulas. 
    Igual soy de otro planeta o una exagerada. Es verdad que no estamos en los tiempos en los que bailar suponía hacerlo en pareja y que muchas veces la música que escuchamos cuando salimos no se presta mucho a ello. Pero no exijo volver a los tiempos del swing, o a la de los tiempos de la Regencia inglesa donde sólo se bailaba en pareja (aunque me encantaría, lo reconozco), sólo denuncio una falta de deferencia  hacia las mujeres. Somos bailarinas por naturaleza, por eso aunque bailar en grupo es encantador, de vez en cuando dejarse llevar y manejar por unas fuertes manos masculinas no está mal. Pienso que a veces los hombres creen que por sacar a bailar a una mujer ella ya va a querer casarse con él o va a esperar algo más de lo que conlleva una simple invitación. Pues no! Nos gusta bailar y punto. Es sólo el hecho valorar ese pequeño homenaje que un hombre hace a la feminidad y a la educación cada vez que saca a bailar a una chica.
   Esta es solo mi humilde opinión, abierta a debate y a escuchar.
   Hombres del mundo: sacadnos a bailar!!




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