19 de marzo de 2012

Mis personas favoritas (V).

   Imagina a un hombre alto, culto, divertido, excéntrico, con bigote, pelo cano, ojos verdes, siempre bien vestido, educado y cortés, noble, tradicional, protector, con buen criterio, cariñoso, de ideas firmes, sensible, con voz grave, muy viril, de fuertes manos, familiar, caballeroso, con sentido crítico, siempre con ganas de aprender, profundo y elevado, con opiniones formadas por sí mismo, con decisión, valiente, excepcional narrador, guapo, que sabe rectificar, con encanto, alférez, protocolario, admirado por muchos, madrugador, distinguido, generoso, bromista, muy interesante, lector, coherente, saboreador de café, amante de la naturaleza y de los animales, con autoridad, genial consejero, sincero, puntual, con clase.
   Aficiones propias de un caballero medieval. Cazador experimentado. Confirma una cita de Cervantes en su obra más famosa, "Don Quijote de la Mancha", " ...pues el noble arte de la caza es ocupación de hidalgos y caballeros." No puedo pensar en otra persona mejor a la que aplicar esta cita. Jinete inigualable. Ver cómo su digno porte ennoblece aún más la bella fisionomía del caballo, algo muy difícil de conseguir, es un espléndido espectáculo.
    Inspira respeto y admiración. Defiende lo suyo. Rey de su propio feudo.
    Esposo fiel, protector y cariñoso.
   Parece la descripción de un héroe de novela medieval, mucho más valeroso y luchador que el Cid Campeador. Pues no, y ese es el orgullo que siento al saberme hija de tan admirable hombre.
   Me encanta la tradición que conserva de su padre de transmitir la historia familiar. Heredaré la misma costumbre, mis descendientes sabrán de éste ilustre caballero.
   Momentos que no se pagan junto a él, cuando le acompaño a cazar. Estar en silencio esperando becadas. Aunque haga frío, es un cálido momento.
   Tal vez en mi afición a la lectura haya influido las noches en las que reunía a sus hijos pequeños y nos leía " Hans y la liebre encantada".
   Gozar de su compañía en largos paseos, disfrutar de los relatos que cuenta, sentir un abrazo suyo, palpar el amor que siente por mi madre, admirar su esfuerzo en gobernar una gran familia y sacarla adelante, envidiar su vasta cultura, sentirte querida por un hombre así no tiene precio.
    Mi padre es éste héroe, mi héroe.
    ¿ Puedo ser más afortunada?
     

     

14 de marzo de 2012

Lo grande de lo pequeño.

   Lo grande de lo pequeño, me siento muy afortunada. No necesito nada especialmente raro o costoso para gozar de pequeños momentos de felicidad que hacen de la vida algo fantástico. Esto creo que es por tener la suerte de ser una mujer sensible. Aunque esta sensibilidad a veces ha jugado en mi contra, cada día la agradezco más.
  Las personas sensibles somos felices y nos conformamos con muy poco, ya que tenemos la capacidad de extraer grandes cosas de otras muy pequeñas. 
  Me hace feliz el primer soplo de aire fresco que recibo en la calle al salir de casa. Me hace feliz un simple guiño de ojo. Me hace feliz ver un bonito cuadro. Me hace feliz escuchar esa canción por la que me ha dado últimamente. Me hace feliz estar sentada con un buen libro. Me hace feliz comer en familia. Me hace feliz que mis sobrinos me abran los brazos desde lejos. Me hace feliz percibir en la naturaleza el cambio de las estaciones. Me hace feliz bajar cuestas a toda velocidad con " Molly". Me hace feliz que sea viernes. Me hace feliz mojarme cuando llueve. Me hace feliz oler la hierba recién cortada. Me hace feliz oír una voz bonita. Me hace feliz recibir una flor. Me hace feliz un abrazo. Me hace feliz que nieve. Me hace feliz un silencio cómodo. Me hace feliz viajar en el tiempo. Me hace feliz pasear por la noche. Me hace feliz bailar. Me hace feliz ver un petirrojo. Me hace feliz ver pasar a la gente. Me hace feliz oler un libro. Me hace feliz que se duerma un gato en mi regazo. Me hace feliz quedarme dormida en el sofá. Me hace feliz reírme sola. Me hace feliz la luna llena. Me hace feliz revivir recuerdos de la infancia. Me hace feliz subir a un columpio. Me hace feliz pisar charcos con las katiuskas.
  En definitiva, hay infinidad de detalles y de pequeñas cosas que me hacen vivir momentos de plenitud y felicidad momentánea. 
  Agradezco ser sensible y valorar las pequeñas cosas, soy fácil de complacer.
  Pienso que la felicidad plena aquí no la probaré, pero el hecho de gozar durante el día de estos pequeños momentos hace que me acerque bastante a ella. Gozo de un equilibrio perfecto entre las preocupaciones diarias y los deliciosos instantes felices. A mí, me basta.



11 de marzo de 2012

Mis personas favoritas (IV).

  Hoy camina por la alameda una de las personas más especiales para mí. Alguien que me conoce desde hace veintitrés años.
  Paciente. Buena persona. Siempre bien pensada. Guapa. Magistral anfitriona. Hippie. Buena consejera. Genial cocinera. Sensible. Amante de lo bonito. Lectora. Voz dulce. Hombro donde llorar. Guitarrista. Hombro donde reír. Romántica. Tranquila. Buenas maneras. Sacrificada. Sufrida. Optimista. Alegre. Dama. Educada. Altruista. Espiritual. Esposa fiel. Admirable. Cariñosa. Humilde. Soñadora. Apoyo continuo. Abuela mimadora. Despreocupada. Práctica. Defensora de los débiles. Pianista. Generosa. Noble. Sincera. Artista. Ama de casa. Políglota. Culta. Familiar. Femenina. Sorprendente. Empática. 
  Son muchos los adjetivos, calificativos y virtudes que se le pueden atribuir. Es una de esas personas que desprenden una luz especial y que deja huella en todo aquel que la conoce. Tengo suerte de conocerla desde que tengo uso de razón. 
   Lo que más admiro de ella es que, siguió al hombre de su vida y adoptó un estilo de vida al que no estaba acostumbrada por amor. Tuvo la generosidad y valentía de tener y educar a siete hijos. Todo se resume en que es la mejor madre posible.
  Siempre la he tenido como a un modelo a seguir. Me gusta la vida que ha llevado y que lleva. Ella es todo lo que yo quiero ser algún día. Espero que mis hijos me quieran por lo menos la mitad de lo que yo le quiero a ella.
   Ella es realmente la dama del siglo XVIII que yo anhelo ser.
  La que hace que mi casa sea un hogar cálido al que siempre me apetece ir. Es un pilar. La mujer perfecta para mi padre. 
  Como dice la canción que un día nos enseñó: " El jardín tiene sus rosas, y las rosas su color, pero yo tengo a mi madre que es rosa de mi corazón".
   La imagen que más me gusta de ella: cuando vamos las dos en su coche escuchando " Katmandu" de Cat Stevens, también cuando tiene sobre su regazo a los nietos mientras les canta o les cuenta un cuento.
   I love you muy dearest Mummy!!!!




7 de marzo de 2012

Recuerdos (I). Margarita.

     Después de muchos años, de pronto me vienen a la mente recuerdos de forma muy nítida. Estaban latentes en mí, y de pronto salen de mi memoria y se manifiestan. Aunque haya pasado mucho tiempo, vuelven sensaciones experimentadas mucho tiempo atrás. Me pasó hace poco con éste poema que me hicieron aprenderme en el colegio, lo recitábamos casi diariamente para estudiarlo, ya que es bastante largo. El día de la patrona del colegio lo recitamos algunas personas delante de los demás cursos.
    Me encantaba este poema, envidiaba a la protagonista del cuento y su prendedor.
    Sólo recuerdo los primeros versos, han pasado muchos años, pero ha sido fácil buscar el poema. Releerlo ha sido un placer. Como volver a ser niña.

Margarita.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.

Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes.

Un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo:  «¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?»

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad.»

Y el rey clama:  «¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar.»

Y dice ella:  «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté.»

Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver.»

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice:  «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí.»

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento. 


Rubén Darío.

6 de marzo de 2012

Una difícil decisión.

   Al anochecer, en un parque, en buena compañía, surgió una cuestión. Si nos preguntaran cuál es nuestro libro favorito, ¿ sabríamos, sin dudar, responder a esa pregunta?.
   Yo siempre he tenido bastante claro cuáles son mis libros favoritos. Pero nunca he podido decir uno solamente. Éste culto y pensador acompañante me hizo planteármelo.
   Reflexionando, pienso que no podemos elegir solamente un libro favorito. Cada libro nos aporta diferentes cosas. Por otro lado, un mismo libro será visto e interpretado de diferente manera por distintas personas. Podemos leer el mismo libro dos veces y lo sentiremos y lo haremos nuestro o no dependiendo del estado anímico por el que pasemos.
   No hay libros buenos o malos. Cada lector es un crítico diferente, y hay millones de lectores. Un libro que a mí no me aporte nada será para alguien un tesoro que cambió su vida.
  No se a quién le oí esto, pero a un escritor le preguntaron cuál era su libro favorito y respondió que preguntar eso a un lector era como preguntarle a una madre cuál es su hijo favorito. Estoy completamente de acuerdo.
  ¿ Qué libro podría merecerse el primer lugar en el podio de mis lecturas favoritas? No sabría decirlo. Ha habido libros que me han marcado mucho, pero en aspectos diferentes. Algunos me han hecho llorar, otros reír, otros me han ayudado a marcar el camino que quiero llevar en mi vida, otro me han hecho viajar en el tiempo, otros me han hecho ser Hester, otros me han hecho enamorarme, otros me han hecho más tolerante, otros me han hecho ser niña otra vez; y así infinidad de cambios e influencias han ejercido sobre mi los libros.
   Todos y cada uno de los libros que he leído me han transmitido algo, bueno o malo. Otros se han ganado una segunda y mas exhaustiva si cabe, lectura.
   Me ha impactado en alguna ocasión hasta que punto parece que el único destinatario de un libro es uno mismo. Da miedo. Parece como si el autor hubiera pensado en ti al escribirlo.
   Para guardar un poco de la esencia de cada libro que he leído, me gusta escribir en una libreta las frases o párrafos que más me han gustado, impactado o aportado. Así, siempre que quiera puedo volver a revivir las experiencias y sensaciones que cada libro me transmitió.
  Cada libro se merece un lugar en el corazón de alguien. Todos deben tener la oportunidad de ejercer ese poder sobre una persona.
   Por eso, es muy difícil elegir un único libro que presida nuestra biblioteca. Las facetas de las personas son muchísimas, un libro diferente estimulará cada una de ellas.
   Realmente elegir un único libro como favorito es una difícil decisión, para mí, realmente imposible.