16 de septiembre de 2012

El mejor lugar del mundo.

   Cuando la pena y la tristeza son los gobernantes en nuestro corazón, siempre hay un lugar donde estos soberanos son destronados por la paz y la alegría.
   Este lugar es NUESTRO LUGAR. Toda persona sabe adonde acudir para encontrar el consuelo que necesita en algún momento.
   Para algunas personas puede ser un rincón de su casa, para otros un banco del parque, quizás para alguien un solitario paraje, para muchos una bulliciosa calle. Cada persona tiene el suyo. Algunos sólo tendrán que cerrar los ojos y dejarse transportar por la imaginación si ese querido lugar se halla físicamente lejos de nosotros.
   Este lugar es poderosísimo. Su poder consiste en alejar de nuestro ánimo la pena, la tristeza y la preocupación de un solo golpe; dejando entrar por una alfombra roja al sosiego y a la alegría. No tenemos que hacer nada especial, el mero hecho de encontrarnos allí nos transforma.
   No sabemos exactamente por qué precisamente tal lugar ejerce ese poder sobre nosotros. Aquí es donde entra en juego el extraño e inexplicable subconsciente. Tal vez en nuestro lugar recibimos hace mucho tiempo una buena noticia, o quizás alguien me sonrió un día en esa calle, o es posible que ese lugar me recuerde un paisaje de mi película favorita. No sabemos por qué ese sitio es el elegido. Ese es posible el encanto y la magia que desprende NUESTRO LUGAR.
   Por eso, a pesar de que en determinados momentos sufrimos y no vemos un próximo amanecer, es alentador saber que nuestro lugar, el mejor lugar del mundo, nos espera para darnos consuelo.
   Mi lugar es, claro está, EL CAMINO DE LA ALAMEDA, en mi querida "GRANJAFRÍA".


4 de septiembre de 2012

Dos familias enfrentadas.

   Hace mucho tiempo, cuando aún los gallos eran el único despertador de la gente, existían en un país muy lejano dos familias enfrentadas. La enemistad de las familias tenía un origen muy lejano. Ni las mismas familias sabían cuándo había comenzado la afrenta, desde que nacían se les inculcaba el odio a la otra familia. La rivalidad entre ambas era pública y manifiesta.
    La familia Cronos estaba formada por gente racional, práctica, inteligente, recta, estudiosa.  Pasaban horas y horas en un laboratorio preparando todo tipo de mezclas, provocando explosiones...Todos sus miembros dedicaban su vida al estudio de lo que les rodeaba, tenían curiosidad por todo.Aunque esto es un arma de doble filo, porque intentar llegar al origen y el porqué de todo puede resultar agotador. Los Cronos eran pues gente muy interesante aunque inconformista, hasta que no llegaban a la  meta no descansaban.
     Los miembros de la familia Laurel eran muy diferentes. También gente brillante y estudiosa pero de otro modo. Pasaban el día leyendo, escribiendo, muchos de sus miembros viajaban, les gustaba conocer también qué había pasado mucho tiempo atrás. Tenían una sensibilidad muy pronunciada. Encontraban placeres en cosas muy pequeñas. Eran descomplicados. Aunque a veces les faltaba su dosis de realidad, ya que podían pasarse el día entero haciendo castillos en el aire y soñando sin llegar a ningún sitio.
      Esta claro lo diferentes que eran estas dos familias.
     Llevaban sin hablarse siglos. Ninguna de las dos familias entendía el modo de vida de la otra. Los Cronos pensaban que los Laurel eran gente informal y los Laurel pensaban que los Cronos eran unos aburridos.
      Hubo un día una desgracia en casa de los Laurel. El padre de familia cayó gravemente enfermo. Toda la familia estaba desesperada buscando un remedio a su grave dolencia. Todos pensaban en los Cronos interiormente. Sabían de sus dotes para curar enfermedades pero, ¿serían capaces de romper una indiferencia y un silencio que duraba siglos? Tal era su desesperación que uno de los hijos emprendió el viaje a la casa de los Cronos. 
     La familia Cronos se extrañó de la visita del joven Laurel, pero la cara descompuesta de éste y la buena naturaleza de los Cronos hizo que el joven pudiera explicar el motivo de su visita.
     A pesar de la enemistad, el más inteligente de los Cronos corrió a ver qué podía hacer por el enfermo  de los Laurel. Sus estudios no habían sido en vano, así que rápidamente hizo un diagnóstico y elaboró a base de hierbas una medicina que restableció al padre de los Laurel.
      Tal fue la alegría de estos que en un minuto olvidaron el pasado y empezaron a forjar una amistad con los Cronos... Quién lo iba a decir...
      Pasaban días enteros juntos. Los Cronos les explicaban cómo funcionaba el universo, cómo calcular la distancia entre sus casas, cuál era la mejor época para cultivar flores, cómo curar resfriados.... En cambio los Laurel les contaban historias narrados por otros hacía mucho tiempo, les enseñaron a encontrar la belleza en unos versos, les explicaban qué había ocurrido allí mismo hacía cientos y miles de años, les ayudaban a apreciar las pequeñas cosas.
      De esos encuentros entre las familias surgió la unión de dos de sus miembros. Se compenetraban perfectamente. Desde entonces encontraron el perfecto equilibrio.
       Esa unión supuso vencer la distinción radical entre las Ciencias y las Letras.
       ¿Por qué no puede un físico nuclear disfrutar con una poesía? ¿Por qué no puede un escritor interesarse por la astrología? ¿Por qué no puede un matemático conocer la historia de su nación?
       Tanto las Ciencias como las Letras son parte de nosotros, en mayor o menos medida cada una de ellas, pero está claro que no son dos compartimientos estancos separados. Aunque sea solo por cultura e inquietud debemos probar de las dos.
       Dejemos que la reconciliación de los Cronos y los Laureles se lleve a cabo en nosotros.




Este post participa en la I Edición del Carnaval de Humanidades

3 de septiembre de 2012

Un sueño hecho realidad.




    Jane Austen es una de mis escritoras favoritas. Por su sensibilidad, por la fácil identificación con sus personajes, por las descripciones de sentimientos tan palpables y reales. 
    Soy como soy en parte por lo que me han marcado sus novelas.
    Por eso, este verano, cuando viajé a Inglaterra y tuve la oportunidad de visitar la última casa en la que vivió, fue una experiencia maravillosa.





La casa de Jane Austen en Chawton.


El jardín de la casa, famoso por la variedad de especies de flores que posee.


Plan de mujeres!


Uno de los encantadores rincones de la casa.



La cama de Jane Austen en sus últimos ocho años de vida.


La mesa original en la que escribía!!!


    Para mi esta visita fue como cumplir un sueño. Estar donde estuvo ella, pisar donde ella pisó, ver la vajilla en la que comía, la mesa en la que escribió, ver lo que ella miró. Parece realmente una tontería pero para mi fue muy especial. Salí realmente impactada.
    El entorno y la casa misma eran realmente encantadores, muy inspiradores.
    Estar estar donde vivió me ayudo a entender por qué tenía esa gran sensibilidad.
  Espero que dentro de muchos años alguien a quien yo haya podido inspirar visite mi casa en Granjafría.... Puestos a soñar....