19 de noviembre de 2012

Imagina. Parte 2.

   Continúa el paseo, ésta vez en otoño. La época en la que la lluvia alimenta en vano a los árboles, las hojas ya están secas y seguirán cayendo. Nos encontramos en un claro, ahora estamos expuestos a la lluvia que cae, pero el hecho de estar mojados nos integra y nos solidariza con el entorno.
    La vista que tenemos nos sugiere un mar de verde. La esponjosa hierba cubre protectora las pequeñas y suaves colinas. Bajo éstas, aún quedan pruebas de que no hace mucho tiempo los conejos hacían de ellas su hogar. Aún son visibles las oscuras y acogedoras madrigueras. El río siempre nos acompaña, discreto, a nuestra izquierda. Nos desviamos de la senda que cruza la pradera y vamos en su busca. El antiguo dique de piedra, ahí, cortado, no resistió el paso de alguna cruel riada. Si te acercas allí, el dique, como una oscura balaustrada nos regala una vista elevada sobre el río. Un lugar romántico, mágico, fantástico. Escenario de leyendas sobre princesas encantadas. No vendrá mal pararnos un rato allí para dejar que la corriente nos embauque. Mirar y oír.
    Después de tan plácido descanso volvemos a la senda. Un poco más adelante recordarás atardeceres acechando becadas. Atravesaremos la pradera mirando al suelo, descubriendo si hay suerte el rastro de algún animal paseante como nosotros. Un árbol, en mitad del mar verde, muestra coqueto sus hojas amarillas, de un amarillo tan intenso que ilumina tan gris día. Al lado derecho veremos cómo imponente
se alza el dique, el moderno guardián. Las crecidas del río contra las cosechas. Cierto día venció el río con ayuda de los tejones.
    Dejamos atrás la pradera, familiarmente conocida como "El Jardín de los Conejos" y volvemos a meternos en la espesura, en el abrazo verde. El juego de esquivar las zarzas es divertido. Se nos enganchan en la ropa, sólo hay que quitárselas y seguir. Lo mismo que con los problemas, es la vida misma. Avanzamos sabiendo que aún quedan mágicos lugares que admirar. Hay que estar atentos. A nuestra derecha una rama camufla la entrada a la "Charca de las Lentejas". Ya no queda rastro del agua que se filtraba del ya no tan cercano río. La visión que tenemos ante nosotros es oscura, melancólica pero deliciosa. Una hondonada cubierta por un manto de hojas secas,sobre la que unos majestuosos árboles caídos han decidido reposar, el musgo y los líquenes cubren sus cortezas vistiéndolos así de gala en tan primorosa y natural fiesta. El crujir de las hojas bajo tus pies, la mejor música.
    Volvemos al camino y nos encontramos pronto una encrucijada de caminos. La hierba, que ha vendido a los cantos rodados del camino, los oculta alegre en su crecimiento, ayudada por el sol que llega a través del claro que allí se forma. El camino de la izquierda, por el que tiempo atrás habías paseado a tus anchas, ahora esta cegado por las malvadas zarzas. El camino ahora sólo es transitable para los privilegiados habitantes del Soto. Elegimos entonces el camino de la derecha. El camino es corto, empezamos al instante a notar la presencia del río porque conforme avanzamos sentimos dificultad al andar provocada por las grandes y redondeadas piedras. Nos preguntamos como habrán llegado desde el fondo del río. Pero la fuerza de un río cuando rebelde, decide no seguir el cauce es inestimable. Hacemos una pequeña curva entre jóvenes árboles y ahí, a nuestros pies se pasea tranquilo el imponente río. El Ebro, el más caudaloso de España, se digna a deslizarse coqueto por nuestro hogar. El sonido es lo mejor. El río parece quieto y tranquilo pero si cayéramos nos arrastraría veloz y furioso. El cauce ha cambiado, lo hace año tras año. La parte del cauce más cercana a la orilla se ha secado, el río ha decidido desviarse, pero el lecho está intacto, te permite evocar entrañables recuerdos. Ves la orilla contraria e imaginas cómo sería verte a ti misma desde allí. El terreno que la orilla ha ganado al río te permite estar en una península desde la que ves el río de frente venir hacia ti. Si tienes suerte verás a algún pez saltar travieso o puede que alguna garza o algún ánade levanten el vuelo enfadados contigo por haber molestado su descanso o su pesca.
    ¡Qué bien te sientes ahí sola! Oyendo nada más que tus pensamientos y el relajante e infantil ruido de la corriente.
    Continuará...

15 de noviembre de 2012

El calor del fuego.

     Las gotas de lluvia hacían sonar los cristales. La ventana estaba medio abierta, se levantó a cerrarla. Volvió a sentarse en su butaca, la que tenía el tapizado del brazo derecho gastado de apoyar el codo, que normalmente aguantaba el peso de un libro. La chimenea crepitaba alegre, el calor le invadía gustosamente. Esta vez tenía el libro cerrado sobre las piernas. Después de volver a sentarse se había quedado ensimismada mirando el fuego. En cada transformación de las llama veía diferentes cosas. El hipnotizador fuego estimulaba sus pensamientos que aunque estaban perdidos, quedarían para siempre guardados en algún rincón de su memoria. La placidez del momento hizo que los segundos parecieran días. No quería dejar de mirar el fuego, le daba miedo que alejar los ojos de él supusiera perder esa sensación tan cálida, tan única. Pensaba en no dejar de pensar pero a la vez, por un carril rápido de su mente volaban miles de pequeñas reflexiones, profundas y vanas. De su plácido letargo salió de pronto al recordar que había metido en el horno hacía rato un bizcocho. Con el corazón latiendo fuertemente se levantó y llegó a la cocina. El bizcocho se había carbonizado.
         El calor del fuego que le había proporcionado tan agradable letargo, le había dejado sin merienda.

14 de noviembre de 2012

Finales y comienzos.

     Ramón era uno de esos hombres que forman parte del mar. Había nacido cerca de él. Nunca había ido tan lejos como para dejar de ver el metalizado mar. Tenía una estrecha relación con el mar, crecíó jugando con la húmeda arena, observaba cómo año tras año la huella de sus pies sobre la arena era cada vez más grande, su casa llevaba muchos años vigilando atenta el vaivén de la marea, el viento salado se había llevado muchos de sus pensamientos y sueños.
      La costa era irregular. Las zonas de playa le invitaban al paseo meditabundo. Las zonas de escarpados acantilados le invitaban a la aventura. El casi continuo cielo gris era para él la mejor manta para aquellos azules y verdosos paisajes. El entorno había hecho de Ramón un hombre rudo, curtido, de carácter tímido pero muy apasionado. Era un pensador de mar abierto, de tempestad y oleaje. Tenía un pequeño barco pesquero cuyo nombre era "Begoña", con él se había ganado modestamente la vida. Antes de que amaneciera salía a pescar. Volvía pronto a casa después de vender el pescado y siempre encontraba a Begoña enfrascada en las tareas del hogar. Su desayuno estaba puesto en la mesita de la cocina, la que daba al pequeño jardín que tenía como fondo el océano. El café solo era su adicción, las austeras tostadas con mantequilla le encantaban. Begoña las preparaba para él amorosamente día tras día. Había conocido a su mujer muy joven y poco tardaron en casarse. Quererse había sido inevitable, como pasear descalzo por la playa y probar la temperatura del mar con los pies aunque haga frío.
       Fumar en pipa era parte de su personalidad, de su estilo de vida. Empezó a fumar desde joven, conservaba la pipa que su padre le regaló poco antes de irse para siempre. Era valiosa, estaba tallada con madera de brezo. Siempre la tenía reluciente ( dentro de lo que le permitía la vejez de la misma), después de fumar la limpiaba con mucho esmero. Aunque casi siempre la llevaba en la boca, en el lado derecho. Había marcado la boquilla con sus muelas tras años fumando. La pipa hacía conjunto con su espesa barba, con los pantalones de pana, con el husky azul marino y con los gastados náuticos. Fumar en pipa le parecía una filosofía de vida. Con cada bocanada de humo aportaba algo de sí mismo al mar, al grisáceo cielo. Siempre la llevaba  consigo. La pipa le acompañaba en su sobria y tranquila rutina.
         Su matrimonio con Begoña era muy feliz, disfrutaban de las pequeñas cosas. Gozaban en la vida de un perfecto equilibrio. Hasta que un día Ramón se encontró completamente solo. Fué un duro golpe. Ahora el paisaje se le hacía verdaderamente gris, la humedad del mar le estorbaba. Canceló sus paseos y la pesca, a la que en sus últimos años sólo acudía por placer. Pasaba horas  en el salón de su casa compadeciéndose de sí mismo. Su rutina era vacía, no tenía provecho.
        Un día de invierno salió el sol y decidió salir en su barco. Embarcó, cogió la pipa y se sentó en la proa. El aroma del dulce tabaco y el calor de la cazoleta mezclados con el frescor de la brisa marina y el olor a sal le proporcionó mucha paz. Evocó sus momentos felices junto a Begoña, la echaba mucho de menos, pero no tenía ganas de salir adelante. De pronto el barco zozobró violentamente, tanto que perdió el equilibrio. En el brusco movimiento la pipa se le escapó de los labios y cayó al mar. Ramón comprendió al instante el mensaje de Begoña. Volvió a casa feliz y para comenzar su nueva vida compró una pipa reluciente para dejar sus muelas marcadas en ella. Una nueva compañera de pensamientos, esta vez positivos y proyectados a un futuro solitario pero prometedor. Sería un redescubrimiento de las pequeñas cosas. Una evocación de bellos recuerdos que le empujaran a continuar

      Años después la vieja pipa llegaría con la marea a los pies de una pareja que paseaba. Muy deteriorada, ya sin esmalte pero con las marcas de las muelas intactas, pasaría a decorar un recién estrenado hogar.
      La pipa que cayó al agua con las penas de un hombre, sería testigo de las alegrías de un luminoso nuevo hogar.
         


13 de noviembre de 2012

Pelo bailón.

    Hoy un pequeño homenaje a un rasgo muy característico de mi fisionomía. Mi pelo. Mi alocado, rizado,castaño pelo.
      Hace tiempo leí en un libro ( no recuerdo cuál) una frase con la que estaba de acuerdo: "Tener el pelo rizado es una maldición, y no dejes que nadie te diga lo contrario". Años y años estuve odiando mi pelo. Envidiaba las melena lisas que ondeaban armoniosamente al viento. Esa aversión me esclavizó a no llevar el pelo de otra forma que no fuera recogido en un aburrido y "señorón" moño. Hasta que un día decidí que ya era hora de "soltarse la melena", literalmente. Desde entonces me siento orgullosa de ser portadora de tan abultada melena. Es un signo muy reconocible. ¿Sabes a quién me refiero? ¿La del pelo a lo afro? ¡Si, esa!
     Su mantenimiento es sencillo, no requiere horas y horas frente al espejo, en invierno me protege las orejas del frío, es moldeable, entretiene acariciar los traviesos rizos y si alguien te busca te reconocerá desde la lejanía.
       Me gusta pensar que mi pelo es rizado porque le gusta crecer bailando. Asi que, ¡ que siga bailando!



23 de octubre de 2012

El bote de galletas.



   Los sueños y aspiraciones son esos botes de galletas de chocolate que de pequeños intentábamos alcanzar en vano. Solían estar en altos armarios o estantes. Queríamos llegar a ellos ansiosos y hambrientos, buscábamos mil maneras para conseguirlo. Las sillas o los hombros de nuestros hermanos nos ayudaban a lograr nuestro objetivo, aunque a veces nos caíamos desde lo alto o el esfuerzo era insuficiente. Cuando conseguíamos llegar a las galletas una no era suficiente y después del atracón abríamos la nevera. Siendo mayores ya llegamos de sobra al bote de galletas.
    Es muy importante tener sueños y aspiraciones, son parte de la esencia de la vida, de vivir. Aunque nunca los alcancemos el hecho de luchar nos hace fuertes. Pero no debemos abandonar ésta lucha. Algunas veces, cuando nos dirigimos a un lugar concreto, nos perdemos por el camino. Es posible que lleguemos tarde pero seguro que habremos hecho algún encantador descubrimiento por el nuevo y largo camino. Ningún paso habrá sido en balde.
    También puede pasar a veces que ante una imponente vista desde lo alto, tras la contemplación desearemos estar allí abajo. Cuando conseguimos alcanzar nuestra aspiración somos felices pero pronto, a pesar de la satisfacción personal, desearemos un nuevo logro o meta. Pero es la vida misma, luchar nos mantiene vivos.
    A veces cuando creemos que hemos logrado nuestro sueño, es posible que se nos arrebate con violencia y dolor. Es difícil no caer en el desánimo ni en el victimismo. Aunque en cierto modo siempre somos pequeños, el bote de galletas siempre estará en el armario, sólo hay que acercar la silla y estirar los brazos.


   Para mi hermano pequeño favorito.

22 de octubre de 2012

El Café del Diván


    Aquél café era el lugar preferido de Teresa. Era un sitio cálido, con una barra de oscura madera nada más entrar a la derecha. En el lado opuesto se encontraba la enorme biblioteca. Estaba compuesta por infinidad de libros de todos los tamaños, colores y contenidos. La condición para entrar en aquel lugar era donar un libro, con una dedicatoria dentro. Así, la biblioteca del café sería de todos, habría algo de cada uno en ella y en eso precisamente, residía su encanto.
   Al fondo del local estaban los sillones para sentarse a leer acompañado de una bebida caliente. Eran sofás mullidos, que aceptaban el peso de tu cuerpo en un cálido abrazo. Eran todos color verde botella y hacían un juego perfecto con la moqueta color salmón. Cubría todo el suelo, amortiguando así los pasos de la gente evitando turbar las lecturas de los clientes. Las paredes estaban empapeladas, así que los sencillos estampados de éstas y las luces indirectas, hacían del café un lugar muy cálido y confortable.
    El lugar más codiciado del café estaba al fondo en una esquina, donde un diván de terciopelo granate con un cojín a juego invitaba a sentarse en soledad, un poco más alejado del gentío.
Para completar esta cálida atmósfera, el aroma del café, del té y del chocolate se mezclaban para deleite de los clientes.
   Teresa encontró el lugar por casualidad. El primer día que topó con él no pudo entrar ya que no llevaba encima ningún libro que donar para la biblioteca.
En cuanto pudo volvió con el libro que debía dejar en la biblioteca del café. El libro que donó fue “ La historia interminable” de Michael Ende. Era un libro que había marcado su infancia. La dedicatoria que escribió decía así: “ Para que cada uno sea protagonista de su propio cuento”.
Desde entonces iba todos los sábados por la tarde al café. Se sentaba allí con un libro y pedía un chocolate caliente. Pasaba así horas y el día que conseguía para ella el diván de terciopelo granate se sentía muy afortunada.Normalmente estaba sola, pero de vez en cuando, cuando le tocaba compartir sillón, acababa por charlar con el compañero de lectura. Eran tertulias muy agradables. Intercambiaban sugerencias literarias, se contaban sus respectivas vidas, debatían sobre el tema que surgiera...
Un sábado Teresa estaba en el café, pero ese día no había podido conseguir el diván para ella. Estaba cómodamente incrustada en los almohadones de uno de los sofás verdes. Aquel día estaba leyendo “ Hijas y esposas” de Elisabeth Gaskell, cuando vio entrar por la puerta a una chica joven, de unos veintiocho años. Su piel era muy blanca, pero de un aspecto muy saludable. Era delgada, con un cuello muy elegante, su pelo era negro y ondulado y lo llevaba recogido en un moño. Iba vestida con mucha sencillez. Era de una belleza limpia y clásica.
    A Teresa le resultaba muy familiar, sintió que la conocía de toda la vida cuando se cruzaron sus miradas y ella le dirigió una tímida sonrisa. La misteriosa extraña parecía que era la primera vez que iba al café, ya que llevaba un viejo libro ricamente encuadernado que depositó en una de las estanterías de la biblioteca del café. Teresa devolvió su atención al libro que tenía en las piernas aunque pasó varios minutos en la misma página.
    La extraña había pedido un té en la barra y se dirigió hacia la zona de los sillones. Para sorpresa de Teresa ocupó el sitio que había a su lado. Nuestra protagonista intentó disimular su turbación e intentó concentrarse en el libro pero en vano, no podía dejar de pensar por qué le resultaba tan familiar aquella chica. Teresa leía y la extraña escribía con su pluma de color amarillo en una libreta de hojas en blanco.
Llevaban así largo rato cuando entró en el local un señor de unos cincuenta años. Era alto, lucía con gesto duro una frondosa barba, que hacía in cómico contraste con sus pronunciadas entradas. Teresa se exaltó al verle y tuvo que contenerse para no correr a darle un abrazo. Sintió que era un viejo conocido al que hacía mucho tiempo que no veía. El señor tenía un buen porte y vestía un traje marrón, elegante pero algo avejentado.
    También era la primera vez que estaba allí ya que depositó un grueso libro en la biblioteca. Después se sentó en una butaca que estaba al lado de Teresa. Cuando se sentó saludó educadamente a Teresa y a la extraña. Abrió por la primera página un libro que había cogido al azar de la biblioteca. Después de largo rato, Teresa no pudo contenerse más y les pregunto a los extraños si era posible que pudiera conocerlos de algo. Ambos coincidieron en la familiar sensación que les había provocado el ver a Teresa, pero no llegaron a descubrir de qué se conocían. Aunque la audacia de Teresa sirvió para que los tres entablaran una amena e interesante conversación.
    Hablaron de tenas banales, de nimiedades, pero también hablaron de temas profundos, de cuestiones existenciales. En algunas cosas diferían unos de otros, en otras coincidían, se creaban debates de lo más interesantes. Después de mucho hablar empezaron a hablar de literatura. Los tres coincidían en su amor por los clásicos. Daban importancia al hecho de conocerlos, por cultura y por forjarse una buena base como lector y crítico.
    Teresa estaba eufórica, ¡ qué a gusto se sentía! No podía explicar lo que pasaba por su mente. Sentía una extraña pero agradabilísima sensación. Parecía como si supiera qué iba a decir cada uno de sus nuevos amigos en cada momento.Después de dos horas de conversación los extraños se fueron, despidiéndose calurosamente de Teresa y agradeciéndole la agradable tarde.
Cuando Teresa se quedó sola repasó mentalmente la tertulia con sus nuevos viejos amigos.Curiosamente no les había preguntado sus nombres, pero pensó que eso no importaba. Quiso quedarse con la sensación que cada uno le había dejado. Él le pareció un hombre extraordinariamente culto. Era algo nervioso y muy apasionado en sus explicaciones. Su ronca voz daba gravedad a todo lo que decía. Teresa pensó que era una persona a la que le había tocado sufrir en la vida, parecía alguien atormentado en busca de un poco de paz. Era un intelectual luchando por la justicia con su intelecto como arma. Ella le pareció una persona muy sencilla, con una moral muy recta y reflexionada. Hacía un encantador empleo de la ironía. También ella era apasionada, pero sus finas maneras transmitían mucha tranquilidad. Creyó ver en ella un espíritu libre, libre de cualquier convención social. Le pareció encantadora.
    Con estas reflexiones sobre ellos, Teresa se preguntó qué pensarían ellos de ella y si comenzarían a ser asiduos del “ Café del Diván”. Estaba ansiosa por volver a estar con ellos y dejó volar la imaginación.
De pronto se acordó de que ambos habían donado ese día sus libros de admisión al café. Ella recordó cómo eran los libros que llevaban y más o menos en qué parte de la biblioteca estaban colocados. Así que se levantó del sillón, encontró sin problemas los dos libros y volvió a su sitio. Apartó la taza vacía del chocolate caliente y los colocó sobre la mesita. Los observó con emoción.
    ¡Qué casualidad! El libro de ella era “Orgullo y Prejuicio”, de Jane Austen, uno de sus libros favoritos. El libro grueso, el de él era “ Crimen y Castigo” de Dostoyevski, otro de la lista de sus libros favoritos.Teresa estaba entusiasmada, ¡ qué bella casualidad! Fue la guinda para acabar de reafirmar su simpatía por ellos. Recordó que los libros donados debían contener una dedicatoria firmada. Así que no le costó mucho decidirse a leerlas.
    La letra de ella era clara, inclinada levemente hacia la derecha. Estaba escrita con pluma. La caligrafía de él era más irregular, las palabras estaban casi apelotonadas, escritas en tinta negra. Las dos dedicatorias decían exactamente lo mismo: “ Para Teresa, mi lectora ideal”. Estaban firmadas. Jane, firmaba ella. Fiódor, había firmado él.
     Teresa sonrió y miró hacia la puerta del café. Ya se acordaba de qué los conocía.



3 de octubre de 2012

Noches.

   La noche es más romántica que el día.
  La oscuridad ejerce un mágico poder de nosotros. ¿Cómo comparar un nocturno paseo y uno diurno? Los amantes no dudarán. De noche se ve más. Los ojos están casi  cegados, pero en su ayuda acuden los demás sentidos para no perder detalle de lo que ocurre a nuestro alrededor. El tacto nos da la seguridad de que nos aferramos a la persona querida, la oscuridad entonces, no da miedo. El oído también contribuye a que nos sintamos cómodos y seguros escuchando tiernas palabras que forman parte de la canción que los grillos cantan. Con el gusto se mezcla el olfato, y parece que saboreemos la fresca humedad nocturna que se mezcla con la fragancia de nuestra compañía. La vista se limita a captar los brillos que emite la mirada del acompañante. El alma ve más en la oscuridad, no hay matices, ni gestos, sólo verdaderas sensaciones.
    La noche es la madre de los sueños que nos envolvieron una vez y que ahora se cumplen. Nos ha guardado nuestros secretos desde que tenemos uso de razón. A veces tiene la generosidad de regalarnos la luna llena, para que así podamos de vez en cuando tener los cinco sentidos activos en la oscuridad. Además la oronda luna creará largas sombras con los árboles que harán de los campos mares llenos de extrañas figuras. Pero lo dicho, no tendremos miedo porque estamos acompañados.
      La oscuridad da intimidad, pasamos inadvertidos. Protege nuestros rubores. Podemos mirar mientras habla a la noche a la persona que nos acompaña, sin temor a que descubra nuestra fascinación por su belleza.
      La oscura noche es testigo, cómplice, bella, siempre fresca, eternamente romántica.

16 de septiembre de 2012

El mejor lugar del mundo.

   Cuando la pena y la tristeza son los gobernantes en nuestro corazón, siempre hay un lugar donde estos soberanos son destronados por la paz y la alegría.
   Este lugar es NUESTRO LUGAR. Toda persona sabe adonde acudir para encontrar el consuelo que necesita en algún momento.
   Para algunas personas puede ser un rincón de su casa, para otros un banco del parque, quizás para alguien un solitario paraje, para muchos una bulliciosa calle. Cada persona tiene el suyo. Algunos sólo tendrán que cerrar los ojos y dejarse transportar por la imaginación si ese querido lugar se halla físicamente lejos de nosotros.
   Este lugar es poderosísimo. Su poder consiste en alejar de nuestro ánimo la pena, la tristeza y la preocupación de un solo golpe; dejando entrar por una alfombra roja al sosiego y a la alegría. No tenemos que hacer nada especial, el mero hecho de encontrarnos allí nos transforma.
   No sabemos exactamente por qué precisamente tal lugar ejerce ese poder sobre nosotros. Aquí es donde entra en juego el extraño e inexplicable subconsciente. Tal vez en nuestro lugar recibimos hace mucho tiempo una buena noticia, o quizás alguien me sonrió un día en esa calle, o es posible que ese lugar me recuerde un paisaje de mi película favorita. No sabemos por qué ese sitio es el elegido. Ese es posible el encanto y la magia que desprende NUESTRO LUGAR.
   Por eso, a pesar de que en determinados momentos sufrimos y no vemos un próximo amanecer, es alentador saber que nuestro lugar, el mejor lugar del mundo, nos espera para darnos consuelo.
   Mi lugar es, claro está, EL CAMINO DE LA ALAMEDA, en mi querida "GRANJAFRÍA".


4 de septiembre de 2012

Dos familias enfrentadas.

   Hace mucho tiempo, cuando aún los gallos eran el único despertador de la gente, existían en un país muy lejano dos familias enfrentadas. La enemistad de las familias tenía un origen muy lejano. Ni las mismas familias sabían cuándo había comenzado la afrenta, desde que nacían se les inculcaba el odio a la otra familia. La rivalidad entre ambas era pública y manifiesta.
    La familia Cronos estaba formada por gente racional, práctica, inteligente, recta, estudiosa.  Pasaban horas y horas en un laboratorio preparando todo tipo de mezclas, provocando explosiones...Todos sus miembros dedicaban su vida al estudio de lo que les rodeaba, tenían curiosidad por todo.Aunque esto es un arma de doble filo, porque intentar llegar al origen y el porqué de todo puede resultar agotador. Los Cronos eran pues gente muy interesante aunque inconformista, hasta que no llegaban a la  meta no descansaban.
     Los miembros de la familia Laurel eran muy diferentes. También gente brillante y estudiosa pero de otro modo. Pasaban el día leyendo, escribiendo, muchos de sus miembros viajaban, les gustaba conocer también qué había pasado mucho tiempo atrás. Tenían una sensibilidad muy pronunciada. Encontraban placeres en cosas muy pequeñas. Eran descomplicados. Aunque a veces les faltaba su dosis de realidad, ya que podían pasarse el día entero haciendo castillos en el aire y soñando sin llegar a ningún sitio.
      Esta claro lo diferentes que eran estas dos familias.
     Llevaban sin hablarse siglos. Ninguna de las dos familias entendía el modo de vida de la otra. Los Cronos pensaban que los Laurel eran gente informal y los Laurel pensaban que los Cronos eran unos aburridos.
      Hubo un día una desgracia en casa de los Laurel. El padre de familia cayó gravemente enfermo. Toda la familia estaba desesperada buscando un remedio a su grave dolencia. Todos pensaban en los Cronos interiormente. Sabían de sus dotes para curar enfermedades pero, ¿serían capaces de romper una indiferencia y un silencio que duraba siglos? Tal era su desesperación que uno de los hijos emprendió el viaje a la casa de los Cronos. 
     La familia Cronos se extrañó de la visita del joven Laurel, pero la cara descompuesta de éste y la buena naturaleza de los Cronos hizo que el joven pudiera explicar el motivo de su visita.
     A pesar de la enemistad, el más inteligente de los Cronos corrió a ver qué podía hacer por el enfermo  de los Laurel. Sus estudios no habían sido en vano, así que rápidamente hizo un diagnóstico y elaboró a base de hierbas una medicina que restableció al padre de los Laurel.
      Tal fue la alegría de estos que en un minuto olvidaron el pasado y empezaron a forjar una amistad con los Cronos... Quién lo iba a decir...
      Pasaban días enteros juntos. Los Cronos les explicaban cómo funcionaba el universo, cómo calcular la distancia entre sus casas, cuál era la mejor época para cultivar flores, cómo curar resfriados.... En cambio los Laurel les contaban historias narrados por otros hacía mucho tiempo, les enseñaron a encontrar la belleza en unos versos, les explicaban qué había ocurrido allí mismo hacía cientos y miles de años, les ayudaban a apreciar las pequeñas cosas.
      De esos encuentros entre las familias surgió la unión de dos de sus miembros. Se compenetraban perfectamente. Desde entonces encontraron el perfecto equilibrio.
       Esa unión supuso vencer la distinción radical entre las Ciencias y las Letras.
       ¿Por qué no puede un físico nuclear disfrutar con una poesía? ¿Por qué no puede un escritor interesarse por la astrología? ¿Por qué no puede un matemático conocer la historia de su nación?
       Tanto las Ciencias como las Letras son parte de nosotros, en mayor o menos medida cada una de ellas, pero está claro que no son dos compartimientos estancos separados. Aunque sea solo por cultura e inquietud debemos probar de las dos.
       Dejemos que la reconciliación de los Cronos y los Laureles se lleve a cabo en nosotros.




Este post participa en la I Edición del Carnaval de Humanidades

3 de septiembre de 2012

Un sueño hecho realidad.




    Jane Austen es una de mis escritoras favoritas. Por su sensibilidad, por la fácil identificación con sus personajes, por las descripciones de sentimientos tan palpables y reales. 
    Soy como soy en parte por lo que me han marcado sus novelas.
    Por eso, este verano, cuando viajé a Inglaterra y tuve la oportunidad de visitar la última casa en la que vivió, fue una experiencia maravillosa.





La casa de Jane Austen en Chawton.


El jardín de la casa, famoso por la variedad de especies de flores que posee.


Plan de mujeres!


Uno de los encantadores rincones de la casa.



La cama de Jane Austen en sus últimos ocho años de vida.


La mesa original en la que escribía!!!


    Para mi esta visita fue como cumplir un sueño. Estar donde estuvo ella, pisar donde ella pisó, ver la vajilla en la que comía, la mesa en la que escribió, ver lo que ella miró. Parece realmente una tontería pero para mi fue muy especial. Salí realmente impactada.
    El entorno y la casa misma eran realmente encantadores, muy inspiradores.
    Estar estar donde vivió me ayudo a entender por qué tenía esa gran sensibilidad.
  Espero que dentro de muchos años alguien a quien yo haya podido inspirar visite mi casa en Granjafría.... Puestos a soñar....

8 de agosto de 2012

Los protagonistas, ¡nosotros!

   Los lectores de este blog ya conocen mi amor por los libros. Leer clásicos me enriquece, leer sobre la Historia me interesa, leer narrativa me despeja, releer los libros de cuando era pequeña me hace mayor, leer poesía te hace ver lo bonito en todo.
   Siempre soñé con ser la protagonista de un libro, pero pensándolo mejor, no hace falta porque,

   me siento Molly Gibson cuando paseo por el río y sale una garza volando,
   me siento Cosette Fauchelevent cuando paseo por la Taconera,
   me siento como Kiti viviendo en una finca alejada de la ciudad,
   me siento como Lizzie Bennet cuando me cala la lluvia,
   me siento como Marianne Dashwood cuando vislumbro un apuesto caballero,
   me siento como Cati Earnshaw cuando el día está gris y ventoso,
   me siento como Victoria cuando ver una simple flor me llena de alegría,
   un día me sentí como Hester y ya es parte de mí...

   Lo maravilloso no es ser la protagonista, sino sentirte identificada con los bellos personajes que han salido de la tinta, de la imaginación de una persona como nosotros.
   Por eso, podemos ser los protagonistas de los libros que queramos, ¿ no es estupendo?

El museo de las palabras.

   Todo el mundo tiene algo que decir. Cosas interesantes, otras más insignificantes, algunas emocionantes, muchas divertidas, por desgracia otras tristes... Necesitamos comunicarnos. Compartir una preocupación o una alegría, nos alivia el sufrimiento y aumenta la satisfacción respectivamente.
   Aunque claro está que todas las personas tendrán algo que decir siempre. No existe un orden de intervención establecido, por eso, es muy importante, más que hablar, escuchar.
   A todos nos gusta de vez en cuando ser el centro de atención en un grupo contando nuestras vivencias, o llevar las riendas de una conversación; pero, nosotros ya conocemos y hemos escuchado nuestra propia historia. ¿ No es mejor escuchar lo nuevo, lo que los demás tienen que contarnos?
   Esto no quiere decir que seamos momias que no sean capaces de terciar palabra, pero es importante ( y también muy difícil) saber cuándo hablar y cuándo escuchar. Pienso que forma parte de la empatía.
   Es como cuando vas a un museo. En silencio observarás cada cuadro, cada obra de arte esperando ver qué impresión te produce, qué te transmite. Algunas obras nos encantarán simplemente, al primer golpe de vista, otras no nos gustarán pero aún así las habremos observado y las conservaremos, muchas requerirán una atención más paciente para comprender lo que nos quieren transmitir, otras nos hipnotizarán y no podremos dejar de mirarlas sin saber por qué...
    En cierto modo es como si cada persona fuera una obra de arte. ¿ No será genial observarla y descubrir cuál es su significado, qué nos quiere transmitir? ¿No será maravilloso imaginar la labor que cada pincelada, cada color elegido ha dado forma y ha influido sobre el resultado final que tenemos ante nosotros?
   Escuchar las vivencias ajenas es enriquecedor, podemos hacerlas nuestras y saldrán de nuestra memoria en el momento más oportuno.
   En determinados momentos seremos la tabla de salvación de esa persona que necesita desahogarse. Debemos estar receptivos.
   Está claro además que las personas que saben escuchar son muy valoradas, seguramente más que los charlatanes que escupen palabras sin ningún tipo de contención.
   ¿ No es extremadamente atractiva una de esas personas de las que se encuentran envueltas por cierto halo de misterio, de mirada tímida y cautivadora? Aquellas que se nos resisten en nuestro escrutinio de almas y personalidades. Estas figuras son encantadoras y el contador que mide sus intervenciones suele estar bien configurado.
   ¡ Qué bonito es escuchar! Así también sabremos valorar cuando nos escuchen a nosotros.
   La Gioconda tiene cautivado a todo el que la contempla, todos hablan de su enigmática mirada , ¿ no será tal vez que está callada, que parece escucharnos a todos y cada uno?



19 de junio de 2012

Donde mi corazón descansa.

   Lugares donde crecí. Las macetas donde arraigaron las raíces que hicieron florecer la persona que soy ahora. " Granjafría", mi lugar favorito en el mundo.

                                       
              El magnolio, uno de mis árboles favoritos vive en soledad en el jardín de la Casa Grande. Sus flores que, en primavera, perfuman todo el jardín.



El Invernadero. Antaño colmado de flores coloridas. Aunque así, abandonado y salvaje tiene un melancólico encanto. El paraíso para los erizos.



En los campos de alfalfa, pequeñas flores lilas desafían el predominante verdor. Los cipreses altos y solemnes, vigilan.



La cañas de bambú. Fuertes, flexibles, nos recuerdan lejanos y exóticos lugares.



El granado. Sus flores, "elegancia madura".



Unas viejas ruedas de calesa que han logrado integrarse en la naturaleza.



El árbol caído ha servido para que la hiedra no frene su crecimiento al llegar al suelo. Un antiquísimo monolito en honor a los más fieles compañeros del hombre.



El álamo  hambriento.


    

28 de mayo de 2012

Mis personas favoritas (IX). Una chica de cuento.

   En un pequeño reino mágico llamado "Granjafría", nació, no hace mucho tiempo, un hada. Este hada tenía un pelo castaño muy fino, hilado por mariquitas en sus ruecas. Sus ojos eran verdes, aunque en realidad eran dos grandes esmeraldas que dos ratones de campo habían extraído en yacimientos de reinos muy lejanos.
   El hada alegró el recién estrenado hogar que habían formado sus padres.
   Su niñez transcurrió feliz en su reino, rodeada de naturaleza por todas partes. El hada amaba todo lo que le rodeaba allí, sobre todo los animales. Perros, gatos, pájaros silvestres, caballos. Su mano izquierda con los animales se manifestó a edad muy temprana. Su especialidad era curar alas de pájaros accidentados.
   Su familia iba aumentando y nuestro hada ejercía cariñosa su papel de hermana mayor, aunque a veces no podía evitar caer en la tentación de cometer pequeñas travesuras a costa de sus hermanos.
   El hada crecía, su belleza comenzó a ser conocida en lugares cercanos y lejanos. Tal  belleza le valió la aparición de pretendientes, pero ninguno, por el momento,estaba a la altura de su belleza y virtudes. 
   Su dulce voz hacía las delicias de sus hermanitas, que esperaban siempre el momento de ir a la cama para que ella les cantara bellas canciones de amor, o canciones en lenguas extranjeras creadas por excéntricas criaturas. Sus dotes en la danza también eran notables, sus hermanas pequeñas soñaban con ser como ella algún día y poder ejecutar tan sutiles y coordinados movimientos. Ella, haciendo gala de su generosidad y paciencia, pasaba largos ratos con sus hermanas y les enseñaba a bailar, a maquillarse, a peinarse...
    Llegó la edad adulta y tuvo que dejar el campo para viajar a la cuidad. Ello no le impedía volver cada vez que podía a su querido reino.
    El hada entretenía a todos con su gran sentido del humor. Aunque fuera adulta, conservaba algo infantil que la hacía aún más encantadora. Instada por sus hermanitas repetía una y otra vez la historia de un ogro enamorado de una panadera que no poseía muchas dotes en la conducción por su afición a los licores.
    Dar paseos, elaborar ricos manjares de miles de colorines, conducir su carroza naranja, leer, bailar, pasar horas de tertulia con sus seres queridos son algunos de sus pasatiempos preferidos.
    Siempre ha tenido mascotas, dando fe de su amor por los animales y ha conseguido cosas inverosímiles como que un perro fiero cuidara de la seguridad de su familia, que un ratón viajara a lomos de una lechuza, que un pajarito silvestre acudiera a su llamada, que ese mismo pajarito comiera de la lengua de una horrible bruja y no muriera por ello, que dos pequeños gatos atigrados fueran acogidos en su casa a pesar del poco agrado que sentía su padre por toda la raza gatuna, que un pajarito muerto yaciera en una cómoda almohada, que un perrito pelirrojo baile, que un erizo se convierta en cerdito, que dos apagados galgos se hicieran a la vida con el hombre de nuevo.... Aunque su actual mascota no podría ser más adecuada para ella. Un cariñoso perrito de pelo rizado, y  de carácter alegre y obediente.
   Su cariño y su preocupación para con su familia hace que sea una pieza clave en la vida de todos ellos.
   El hada encontró a su mitad. Un hada macho que la cuida como ella merece y la hace muy feliz en su reino bañado por mares, y rodeado de verdes montañas donde los exquisitos manjares hacen las delicias de sus habitantes. Son muy felices y forman una elegante, guapa, excéntrica y genial pareja.


   Este hada no es ningún personaje de cuento, aunque podría serlo perfectamente. Es una chica de carne y hueso, y tengo el honor y el orgullo de que sea mi hermana mayor Fátima. Es todo un privilegio quererla incondicionalmente. Todo un ejemplo a seguir. 
   Para mí es como la protagonista de un cuento, sólo le faltan las alas.



   
   

20 de mayo de 2012

La dama del siglo XXI (III). Conquistas.

   Últimamente es visible que poco a poco el papel que desempeñaban hombre y mujer en el tema de la conquista, ha cambiado. Antes el hombre, valeroso, seguro de sí mismo, aunque sólo fuera disfrazando la timidez, era el que, con todo tipo de tramas y encantadores trucos, conquistaba a la mujer. El "no" siempre estaba ahí. Pero los hombres aún así se arriesgaban y trabajaban por un "si". Se arriesgaban a no recibir otra cosa que una calabaza.
    Pero esa era la gracia, arriesgaban, ésta es la palabra clave. Pero hoy ésto ha cambiado. Somos las mujeres las que vamos detrás de nuestro objetivo. ¡¡¡ No!!! Es un error!
    No es raro ver que la mujer tiene acorralado al hombre contra la pared.
    La conquista es un gran jardín, los hombres son los jardineros. La mujeres somos miles de flores de distinta especie. Cada jardinero tendrá que regar, podar, abonar la flor que quiera para él. Si lo consigue y la flor responde a sus cuidados podrá cortarla y será para él la flor más bonita de toda la naturaleza. Habrá otras veces que la flor que esté cuidando el jardinero no responda a sus cuidados y no florecerá. No pasa nada, el jardinero buscará la flor que mejor responda a sus atenciones.
   Es un ejemplo muy tonto pero creo que se entiende.
   Como decía mi abuela Margarita, nosotras tenemos que poner la pastilla de jabón en el suelo para que ellos se resbalen. Otra cosa es nosotras conquistarlos a ellos.
   Las mujeres solemos tener a alguien en la cabeza, y podemos cometer el error de perseguirlos ( no en sentido literal ).
   Debemos hacernos valer, por supuesto tampoco ser esfinges que ni sienten ni padecen, pero si la persona en la que hemos puesto nuestros ojos no da señales de nada, jamás debemos tomar al iniciativa. Si no se han fijado en nosotras, peor para ellos, ya vendrá nuestro jardinero ideal.
   Somos reinos prósperos y ricos las mujeres, no debemos dejar que nos conquiste con facilidad ningún pueblo. Y mucho menos conquistar nosotras ningún reino, sabiendo de la riqueza del nuestro. Esperaremos la alianza más conveniente con otro reino, pero deberá ser el otro feudo el que inicie las negociaciones.
    Hagamos que el sexo masculino se levante, comodón, del sofá en el que las mujeres les hemos tumbado. 
  El que realmente nos quiera, luchará por nosotras y por conquistarnos.

    

Mis letras favoritas.

 Las letras forman palabras, las palabras frases. Las frases párrafos. Los párrafos pueden llegar a componer un libro. Los libros están escritos por personas.
 Bajo esta etiqueta compartiré con vosotros algunos fragmentos, de diferentes libros, que me han hecho disfrutar, que me han hecho sentirme aludida, que me han hecho llorar, que me han parecido simplemente bellas.
 Para estrenar éste espacio, un párrafo que me hace sentir como su protagonista. Todos hemos experimentado esto alguna vez.

  " El contemplador representa un bosque en invierno, y en un camino hay un mújik extraviado, cubierto por un caftán roto y calzado con unas abarcas de corteza de tilo, completamente solo, en la más profunda soledad; se ha detenido y parece que está cavilando, pero no cavila, sino que "contempla" alguna cosa. si se le diera algún empujón, se estremecería y se os quedaría mirando como si acabara de despertarse, pero sin comprender nada. cierto, volvería en sí al instante, pero si se le preguntara en qué había estado pensando, lo más probable es que no recordara nada, aunque seguramente conservaría con todo cuidado en su interior la impresión que experimentaba mientras había estado en su actitud contemplativa."
  

                                                                             Los hermanos Karamázov, Dostoyevski.

Si no.

  Si no existiera Granjafría no sería campera.
  Si no existiera la lluvia no olería el verde campo.
  Si no existieran los libros no sería sensible y romántica.
  Si no existiera el color rojo no habría amapolas.
  Si no existiera la brisa los árboles no cantarían.
  Si no existiera la música no bailaría.
  Si no existieran los murciélagos no tendría ninguna fobia.
  Si no existiera el papel las palabras volarían.
  Si no existiera el mar no habría manera de navegar.
  Si no existieran las flores la primavera no sería tan bien recibida.
  Si no existieran los sexos no habría lágrimas de amor, ni para bien ni para mal.
  Si no existieran los pájaros no tendíamos que envidiarlos por volar.
  Si no existieran los caminos nos perderíamos.
  Si no existiera la amistad nos sentiríamos en continua soledad.
  Si no existieran los relojes quedaríamos al amanecer.
  Si no existiera la familia no tendíamos raíces.
  Si no existiera el sufrimiento nunca aprenderíamos.
  Si no existieran los animales parte de nosotros tampoco lo haría.
  Si no existiera la noche no veríamos a la luna brillar.
  Si no existiera el fuego no conoceríamos el poder que tiene.
  Si no existiera la religión no tendríamos sentido.
  Si no existieran la garzas desconoceríamos uno de los sinónimos de elegancia.
  Si no existiera el Derecho es posible que hubiera más Justicia.
  Si no existieran los padres nos perderíamos los mejores consejos.
  Si no existiera el verde no habría naturaleza.
  Si no existiera la nieve nos perderíamos una gran diversión.
  Si no existiera la tinta no habría plumas.
  Si no existieran las hormigas no existiría el concepto de organización.


  De lo pequeño a lo grande, de lo abstracto a lo concreto, lo de lo importante a lo insignificante.
  Todo, absolutamente todo, nos enseña, muestra y aporta algo.

7 de mayo de 2012

Mis personas favoritas (VIII)

  Monarca en reino de libros y estudio. Querido por sus súbditos, sin excepción. Porte de profesor. Camisa de lugares lejanos y exóticos. Ojo avizor, controla los movimientos de sus súbditos. Expresión siempre sonriente. Méritos académicos muy elogiables, de los que no presume. Campechano como el monarca del Reino Español. Escritor de lo cotidiano. Risa sonora. Gran sentido del humor. Deportista. Agradable. No le cuesta hacer nuevas amistades. Es fácil apreciarle. Sólo hay que ver la expresión animada que pone la gente al verle y al hablar con él. Muy observador.
 Una entrada pequeña ( como a él le gusta en los blogs)  para una gran persona.
  Prometí dedicarle un post. Soy una mujer de palabra.
  Espero que le guste este pequeño homenaje al rey de la biblioteca, al gran Jorge Tejero!

29 de abril de 2012

Mis personas favoritas ( VII ).

  Guapo. Fornido. Espalda ancha. Piernas bien formadas. Ojos oscuros. Manos fuertes y viriles. Pelo negro y cuidadosamente despeinado. Buena colonia. Fuertes brazos. Sonrisa bonita y expresiva. Peludo en su punto justo. Alto. Mirada caída y melancólica pero limpia.
  No, no estoy describiendo a Adonis. Rafa, mi hermano es físicamente un obsequio de la Creación. Es uno de los hombres más varoniles que conozco.
  Además de ser guapo por fuera, pienso que su principal virtud es la nobleza, virtud que hoy en día está en peligro de extinción.
   Sabe pedir perdón, cosa que tampoco se ve mucho hoy en día.
   Posee un gran atractivo que le vale la admiración de muchas personas, aunque en su mayoría del sexo opuesto. Tiene un cautivador sentido del humor. No es un chico que esté todo el día en plan chistoso pero tiene unos puntos que valen carcajadas que acaban en lágrimas. Parte de su sentido del humor son los "vaciles" de los que son víctima personas desconocidas. Acompañar a Rafa a por el pan, puede suponer y de hecho supone, risas aseguradas.
   Su carácter alegre y su nombrada nobleza hace que sea de esas personas que se ganan el favor y el cariño de la gente con muy poco esfuerzo. Se desenvuelve en cualquier ambiente y está a gusto con cualquier tipo de persona.
  Es atrevido, la timidez, en su punto justo y necesario.
  Es familiar, buen hermano, el mejor tío ( de hecho, pienso que es el favorito ). Me desarma con la especial relación que tiene con mi madre.
   Le gusta saber de todo, tiene ganas de saber de todo. Aunque su especialidad es el mundo del motor. Esto está constatado por la alta estima que le tienen en su lugar de trabajo. Es buen y eficaz trabajador. Hace lo que le gusta.
   Sus aficiones como imaginaréis van ligadas al mundo del motor. Le gusta conducir tanto su Alfa 147 GTA, como su Husqvarna de 250. Todo lo que tenga ruedas y motor le gusta. 
   Gracias a él tengo mucha cultura de pelis de acción. Aunque me gustan, siempre le reprocho que impone su película y después se queda dormido...
    Siempre ha ejercido de hermano mayor. Con consejos. Llevándonos al colegio con 16 años en furgoneta.  Dando " toques de atención"  a los niños que osaban molestar a sus hermanas. 
    Además es un excelente cocinero. Si probarais su lasaña me entenderíais.
    Un trapo sucio: no baja la basura.
    Aunque parece que no expresa su cariño con besos o abrazos, lo es a su manera, aunque  no rechaza de los demás tales muestras.
     No quiero extenderme más, dejaré que le conozcáis vosotros mismos, no quiero desnudar por completo su personalidad porque merece la pena tener cerca a una persona así.
     Será un gran cabeza de familia.
     Te quiero Yufiyu!!!!



    El momento de rutina que más disfruto a su lado: la vuelta a Pamplona en su coche al son de Simple Minds.
                       
                          
           

24 de abril de 2012

Lugares.

    El Camino de la Alameda es un lugar que existe. Por suerte puedo pasear por él cuando lo deseo. Este camino, me inspira, como manifiesto bajo el título de éste blog. Pero hay otros lugares, cercanos, y otros lejanos que también me inspiran, o invitan a determinada actividad, o han sido escenario de momentos inolvidables, o que me gustaría visitar....
   Me gustaría con ésta nueva " sección" compartir con los caminantes del Camino de la Alameda, algunos de mis lugares preferidos.


El Camino de los Cipreses. Un lugar para pasear, un lugar para caracterizar " Granjafría".




Los nidos del Jardín de Invierno. Un lugar para tertulias interminables. Un lugar para leer horas y horas.




El Balcón los Enamorados.  Un lugar en el que ver martines pescadores al atardecer, garzas,   cormoranes,  azulones... Un lugar romántico en el que estar de noche en buena compañía.


  

22 de abril de 2012

Mis personas favoritas (VI)

  Hoy dedico ésta entrada a una paseante del Camino de la Alameda muy especial. Celebra hoy su cumpleaños y quería rendirle un pequeño homenaje.
  Es una amiga, pero con mayúsculas. Aunque suene a tópico, en ella es algo real y constatado. Y esto es, que, cuando la necesitas está ahí. Incondicionalmente.
  Es alta y delgada, con una cabellera castaña y brillante, muy lisa. Sus ojos son azules. Su tez blanca, a la que consigue broncear durante el verano. Como habréis imaginado, es una auténtica belleza! Su estilo es muy original. Siempre lleva algo colorido. Me parece que tiene un estilo hippie pero con mucha clase.
   Pero lo menos importante es su fachada. Para mí es una persona ejemplar y admirable, de esas que te hacen querer mejorar sólo con el ejemplo que da. Inspiradora. Es constante, trabajadora, dispuesta siempre a ayudar. "Hace lo que debe y está en lo que hace". La tengo por una persona recta y ordenada. Pero lo que más me gusta de ella es que ante esta aparente "seriedad", responde, sorprendiendo a todos, con una alegre locura que manifiesta cuando menos te lo esperas. Realmente, y últimamente se lo digo a menudo, es una chica que cada día me sorprende. En pequeñas cosas. Es un privilegio tener cerca a alguien impredecible, cada día recibes una sorpresa, que normalmente suele ser agradable.
   Pensaba que no, pero cada día corroboro, que es una señorita muy sensible. Cuando la conocí, en un principio, no supe escalar esa fachada inmutable que parecía que tenía. Ahora que la conozco bien veo que tiene una gran sensibilidad, cosa que me encanta porque es algo que compartimos.
   Su sentido del humor es tan peculiar, que no encuentro palabras para describirlo, pero a mi me parece encantador y desternillante. 
   Tiene una gran familia, en todos los sentidos, que en mucho explica el cómo es ella.
   Le gusta jugar a pádel, leer, tomar el sol en verano, beber coca-cola, romper silencios con "pues si", ir de compras...
  Hay tantas cosas que podría decir de ella...
  Es sensata y buena consejera, nunca te dirá algo gratuitamente, en el aspecto de que, lo que te diga lleva consigo un proceso de reflexión. Se acuerda y te pregunta siempre por tus preocupaciones y alegrías. Es una de esas personas que lucha por la felicidad y bienestar de los que la rodean, a costa de cargar ella con algún peso de vez en cuando. Es altruista.
  Por destapar algún trapo sucio diré que su coche está abollado.
  Pero bueno, como veo que habéis podido imaginaros, mi amiga María es, como ya he dicho admirable y ejemplar. Es encantadora en su faceta seria y lo es también en su faceta alocada.
   La imagen que más me gusta de ella: Cuando baila y hace su paso "caderil". 
   Creo que ni siquiera sentada aquí con tiempo para redactar y pensar detenidamente, puedo expresar lo genial y maravillosa que es María. Soy muy afortunada de poder llamar AMIGA a tan excelente persona.
   Felicidades Mari!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Jo Mar....