19 de junio de 2012

Donde mi corazón descansa.

   Lugares donde crecí. Las macetas donde arraigaron las raíces que hicieron florecer la persona que soy ahora. " Granjafría", mi lugar favorito en el mundo.

                                       
              El magnolio, uno de mis árboles favoritos vive en soledad en el jardín de la Casa Grande. Sus flores que, en primavera, perfuman todo el jardín.



El Invernadero. Antaño colmado de flores coloridas. Aunque así, abandonado y salvaje tiene un melancólico encanto. El paraíso para los erizos.



En los campos de alfalfa, pequeñas flores lilas desafían el predominante verdor. Los cipreses altos y solemnes, vigilan.



La cañas de bambú. Fuertes, flexibles, nos recuerdan lejanos y exóticos lugares.



El granado. Sus flores, "elegancia madura".



Unas viejas ruedas de calesa que han logrado integrarse en la naturaleza.



El árbol caído ha servido para que la hiedra no frene su crecimiento al llegar al suelo. Un antiquísimo monolito en honor a los más fieles compañeros del hombre.



El álamo  hambriento.