3 de octubre de 2013

La dama del siglo XXI. En mi sitio.

  Ya he dado mi opinión en otras ocasiones acerca de la conquista. Ésta ha de ser orquestada y maquinada por el varón, animado por las señales del contrario (contraria). Cuando las mujeres nos fijamos en alguien, enseguida tendemos a idealizar y monopolizamos todos nuestros pensamientos y expectativas en esa persona, o por lo menos es lo que a mi me pasa. Cuando ésto nos ocurre, queremos que las cosas sean inmediatas, nos volvemos impacientes. Pienso que a las mujeres nos cuesta menos tenerlo claro, y a los hombres les cuesta más terminar de decidirse. Me refiero en éste último caso de que se trate de dar un paso a algo serio. Volviendo a la impaciencia de las mujeres, tengo muy claro que jamás se ha de caer en mostrar nuestras cartas. Las mujeres ante la espera sentimos impotencia, pero lo único que podemos hacer es seguir emitiendo señales paulatinamente como un faro y esperar, tener paciencia. Ésto me recuerda a un soneto de Shakespeare en el que compara el amor con un faro, que contempla imperturbable la tormenta sin estremecerse. 
No debemos mostrar nuestros sentimientos por muy impacientes que estemos o por muy seguras que pensemos estar de los sentimientos del otro. Esperemos, y si tiene que ser, será. 
Por lo que siempre se ha comentado en casa, y teniendo tres hermanos varones y un sabio padre, un hombre a punto de decidirse o que nota la evidencia de que una mujer tiene interés en él puede provocarles rechazo. Por eso nuestra conducta sebe ser intachable y aunque sutilmente dejaremos mostrar nuestra inclinación, nada de obviedades ni declaraciones. Él debe asumir el riesgo, nosotras asumiremos el dolor que conlleve una posible falta de interés o decisión. Pero el dolor será menos sabiendo que hemos estado en nuestro sitio y que nos hemos hecho valer, que no hemos caído en la desesperación ni en la impaciencia.
El trato con los hombres debe ser exquisito, y ahora me refiero a todos, no sólo sobre el que hemos puesto nuestras expectativas. Creo que en éste tema se ha de aspirar a la excelencia. Creo que no es adecuado estar tocando a un hombre mientras hablas con él. No porque me considere una antigua o una puritana sino porque una vez me dijeron que cuando tocas a una persona tocas su alma y la verdad es que se me quedó grabado. Las mujeres tenemos en nuestra mano hacer de los hombres verdaderos hombres y por eso nuestra conducta debe ser intachable. No podemos ir con excesivas familiaridades porque la delicadeza en el trato es esencial y no debe perderse. Una vez me presentaron a un chico que en vez de darme dos besos, me estrechó la mano y verdaderamente me encantó. No soy la típica histérica que odia el contacto físico pero si creo que el plano físico de las personas muchas veces se ve violado y lo peor de todo, es que nos estamos acostumbrando. Soy la primera que tengo que reprimir abrazos que daría a algunos hombres por diferentes motivos, pero esa represión de caer en familiaridades físicas, me lleva a valorar más su esfera interior y su persona en general. También debemos cuidar nuestro lenguaje, nuestros gestos y nuestra vestimenta.
Creo que he divagado demasiado en ésta entrada y tal vez sea tachada de radical o antigua, pero no me arrepiento de intentar que mi trato no me rebaje como mujer, ni me arrepiento de hacerme valer y tampoco me arrepiento de intentar que los hombres sean más hombres facilitándoselo con mi conducta.
Hombres y mujeres somos diferentes. Eso es lo bonito, llegar a un término medio donde un trato exquisito reine en las relaciones entre hombres y mujeres.
Si buscamos la excelencia en el trato, y las mujeres conseguimos estar en nuestro sitio y conseguimos saber parar los pies en un momento dado, sin ser témpanos de hielo claro está, conseguiremos que en éste mundo haya un poco menos de vulgaridad. 




3 comentarios:

  1. Los pies nos los tenemos que parar tanto hombres como mujeres. Y, aunque estoy de acuerdo con valorar y limitar las muestras de afecto físico, a algunos hombres nos vienen bien los abrazos de vez en cuando. La parquedad foral es lo que tiene...
    Escribe más, Hester! Tu blog ha sido un gran y reciente descubrimiento ;)

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